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Otra #GiraVictoriosa

Nicolás Maduro-en China

Usted despilfarra a manos llenas, desinvierte, se hace de la vista gorda ante las metidas de mano y los maletinazos, se asocia con los bolichicos, regala a diestra y siniestra y cuando se queda limpio corre donde los chinos, le vende otro pedazo del futuro de los venezolanos, firma un manojo de papeles y listo

Ya regresó muy alegre Nicolás de su gira y dice que trae real, mucho real para garantizar el futuro de Venezuela y los nuevos triunfos y la perpetuidad de la revolución.

Y es que administrar este país en la época más gloriosa de su historia se ha vuelto sencillito: usted despilfarra a manos llenas, desinvierte, se hace de la vista gorda ante las metidas de mano y los maletinazos, se asocia con los bolichicos, regala a diestra y siniestra y cuando se queda limpio corre donde los chinos, le vende otro pedazo del futuro de los venezolanos, firma un manojo de papeles y listo.

¿Qué más? Ah, bueno, la etiqueta del tuiter que no puede faltar porque esa es la parte de la gira que le toca a los más gafos, por no decir pendejos: #GiraVictoriosa. Y todo seguirá sobre patines hasta que llegue la hora de ponérselos.

¿Y hasta cuándo será ese ritornelo, muchachos? Por la ruta que lleva Pdvsa, a lo mejor hasta cuando estemos sacando el petróleo con totuma y remillón de los chapopotes.

Pero sigamos con la #GiraVictoriosa, que nos ha dejado un recuerdo muy impresionante y otra pieza desde ya predestinada al Museo de la Revolución, tanto como lo está al Hall de la Fama el bate con el cual Alex Rodríguez bateará próximamente su jonrón 700.

Y es que Cilia la botó luciendo su cartera modelo Black Caviar Double Flap, en el desfile del Día de la Victoria, en Pekín.

Negra, compacta, elegantísima, con su cadenita y el emblema de la prestigiosa marca en dorado.

Cosa tan bella.

Dicen los entendidos en el street style que esa cartera, marca Chanel, no se consigue ni en El Cementerio ni en La Hoyada y que ese look no es muy común entre las camaradas de las UBCH y de los consejos comunales, donde no se come precisamente caviar y la gente pasa el día con el estómago doble "flay".

Eso último no lo dicen los entendidos, lo sabemos todos.

Replican los más fervientes seguidores de la revolución, que según las encuestas quedan en una proporción de 5 a 1, que no, que lo que pasa es que esa pieza de cuero, aunque linda, ya está pasada de moda. Aaah, okey.

Pero los que saben de fashion estiman que el bolso de Cilia anda por los 4.500 dólares, que no los tiene todo el mundo.

A decir verdad, tampoco es tanto, apenas un poco más de cien barriles de crudo criollo y de eso todavía queda bastante, hasta para seguir regalando.

Como hay gente que les gusta importunar, han sacado esta pequeña cuenta: El valor es el equivalente al cupo electrónico anual de al menos 15 venezolanos, o unos 479 salarios mínimos.

A mí no me gusta importunar, pero como pasé por la primaria también puedo sacar cuentas y esos 479 salarios mínimos equivalen a 39 años y 11 meses de trabajo para un pobre, de donde se concluye que esa ostentación de Cilia ha venido a ser un dislate revolucionario absoluto, total y pleno como la luna llena. Aquí y en Pekín.

Pero ya que el novísimo Puesto de Comando no sale en defensa de Cilia, lo haré yo: primero, ella no fue a Pekín de mochilera. Y segundo, eso es una minucia comparado con lo que nos cuesta Pastor cada vez que sale de las pistas de la Fórmula 1 con su Lotus de sombrero.

Si Pastor chocara una y otra vez con la misma piedra, como cualquier mortal, no sería nada. Es que cada vez que choca lo hace con un carro distinto.

Y con la revolución está pasando lo mismo que con Pastor. Mantuvo a pesar de los muchos fracasos, entusiastas admiradores. Los mismo que ahora se preguntan, ¿hasta cuándo, chamo? Yo tampoco sé hasta cuando, pero sí por dónde se debe comenzar para salir de esto. La fórmula es muy clara. Uno, el gobierno debe reconocer que su modelo fracasó, el desastre es mayúsculo y va para peor. Dos, admitir que está en evidentísima minoría. Tres, cumplir fielmente, mucho más después del 6-D, la Constitución, lo que será entender y aceptar finalmente que el mundo no se acaba con ninguna elección. 

Fuente TalCual